A veces pensamos que somos libres, que podemos hacer lo que queramos, y que nadie decide sobre nosotros...

Bueno, es cierto, que en esa frase, pienso que hay gran parte de verdad; yo me considero libre, sobre todo mentalmente, nadie puede controlar mis pensamientos, ni la mayor parte de mis acciones, por mucho que digan que si influencias externas y demás chorradas; creo que soy lo suficientemente cuerdo como que esas cosas no me afecten.

Pero, ¿en qué medida somos libres de verdad?. Cada día me doy mas cuenta, que en este mundo capitalista, las fronteras y los limites no te los pones ni tu mismo, ni los demás: las pone el dinero. Si, eso que se esconde en tu cartera en forma de moneda o de billete, eso que hace que discutan familias, amigos y parejas, eso que destruye la vida de la gente que no lo tiene, y eso que, aunque muchos lo nieguen, da parte de la felicidad.

Somos esclavos del dinero, trabajamos toda nuestra vida para conseguirlo, y lo gastamos en cosas para poder vivir y para poder ser más felices. Intenta encontrar un día de tu vida en que no hayas gastado ni un céntimo y te darás cuenta que es imposible. Aunque suene duro decirlo, no hay nada gratis, la bondad del ser humano tiene limites, pero la avaricia...

Lo irónico de toda la historia, es que somos nosotros quienes lo han creado, porque no conocemos ni somos capaces de vivir de otra manera. Ni tampoco de morir de otra manera, ya que hasta con la muerte sacamos tajada, menos mal que Jesucristo se supone que era pobre...

En fin, intentare tener dinero para sobreponerme a estas situaciones que te da la vida, que todavía me queda mucho que vivir, y con el que tengo solo llego a fin de mes.